jueves, 25 de agosto de 2011

Vida y obra de madre Teresa de la Cruz: Camino a la Santidad


La Madre Teresa de la Cruz nació en Lima, el 19 de Agosto de 1875. Sus padres fueron: Don Manuel Candamo y doña Teresa Álvarez Calderón. Fue bautizada el 27 de Agosto del mismo año, siendo sus padrinos: Nicanor y María Rosa Álvarez Calderón.

Teresa fue educada en un hogar profundamente católico y virtuoso. Desde temprana edad mostró una vivacidad especial y un corazón muy sensible y compasivo. Desde su infancia mostraba sus habilidades artísticas y su afició a la lectura. Recibió su primera educación con profesoras particulares en su casa, pasando posteriormente como interna al San Pedro, de las religiosas del Colegio del Sagrado Corazón; donde fue premiada con la cruz de la sabiduría, debido a su buena conducta y aprovechamiento en los estudios.

Dominaba el francés y el inglés, destacando también por sus cualidades musicales, por su hermosa voz,  así como por sus excelentes trabajos literarios. Tuvo especial devoción a la Santísima Virgen y se consagró como hija de María. Culminó sus estudios escolares el año 1892.

En 1903 su padre fue elegido presidente de la República por lo que la vida social discreta que Teresa llevaba anteriormente se volvió más activa, acorde al rango de su familia. A los pocos meses de actividad presidencial, el señor Candamo falleció en Arequipa.

Este hecho afectó mucho a Teresa y a los suyos. Pasando el duelo, la familia decidió hacer un viaje a Europa.

Es ahí donde recibe gracias especiales del Señor, despertándose en ella un gran deseo de servir a la Iglesia.

Después de 12 años de espera, logra la fundación de la Congregación Canonesas de la Cruz, en Lima el 14 de Setiembre de 1931, funda también la Asociación de  la Cruz.

Practicó en grado heroico la fe, la esperanza y la caridad.

Sobresalió su espíritu de la obediencia y fidelidad a la Iglesia, su amor a los pobres y su dedicación total al apostolado de la Catequesis y de la Liturgia, bajo el lema: "Omnia in Christo".

Entregó su alma a Dios, en Lima, el 24 de Agosto de 1953, siendo sus últimas palabras de una ofrenda generosa "por las almas, por mi congregación, por los Párrocos del Perú y de todo el mundo".



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